«Otra de las ventajas que tiene el chocolate es la licencia de que goza entre las gentes finas ya que en él se pueden mojar los acompañantes.»

Conocida es la anécdota del Rey Alfonso XIII cuando, en cierta ocasión, dicen que en Londres, exclamó: » ¡Españoles a mojar! «.


Un poeta moderno lo canta así:


¡Oh, divino chocolate!
que arrodillados te muelen,
manos plegadas te baten
y ojos al cielo te beben.

Fuente consultada: La Gastronomía en Verso de Enrique Mapelli López.

Reflexión personal: ¡Quien me iba a decir a mí!, que en alguna ocasión, recitaría virtualmente una poesía dedicada al cocido o como en esta aportación que os dedico con cariño, al rico chocolate.


¿Algun@ de vosotr@s se anima a recitar alguna poesía al bacalao ?