Si alguien me preguntara si me considero «cascarilleiro«, contestaría con el corazón y diría que sí porque yo nací en Coruña, en la calle Juan Castro Mosquera, me siento coruñés, quiero a mi hermosa «Ciudad en la que nadie es forastero» y he desayunado en muchas ocasiones de mi vida con cascarilla.
Una de las ventajas que tienen las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICs) es que cuando manifestamos algo públicamente con el corazón no es necesario volver a repetirlo.Me gustaría darle las gracias a Miguel Vila por haber compartido con nosotros a través de su estupendo e ilustrativo blog denominado Colineta una aportación que ha sido dedicada con mucho cariño a la cascarilla.
Para muchas coruñesas y coruñeses asociar el agradable aroma y el sabor intenso de la cascarilla a los bonitos y entrañables recuerdos, a sus vivencias y circunstancias personales y a nuestra bonita y encantadora ciudad es y será siempre con alguna excepción-«habelas hainas«-un verdadero placer. Lo curioso es que la paradoja aparece en la escena de nuestras vidas cuando un producto que era muy económico en las cocinas de nuestra ciudad, se ha convertido en un ingrediente, un artículo de consumo que ya no lo es tanto (300 gramos/ 4 € ).
Me gustaría compartir con vosotros el tenor literal del comentario que aporté en Colineta el pasado día 9 de noviembre para ayudaros a comprender un poquito a los amigos y compañeros que desconocéis este singular, entrañable y emblemático producto gastronómico que los agradables aromas, sabores  y colores permanecen durante muchos años no sólo en nuestro cerebro sino que también viven y vivirán siempre en lo más profundo de nuestro corazón.


» ridente Dice:
9 Noviembre 2011 a las 17:54

Tuve la fortuna de nacer en una familia numerosa- mis padres y nueve hijos-, me considero coruñés y cascarilleiro de toda la vida y en mis recuerdos de niño viven presentes el agradable aroma de la cascarilla y sobre todo su delicioso sabor al mezclarla con la leche entera caliente, sopas de pan y azúcar. Estos gratos recuerdos permanecen en mi cerebro y emotivamente en mi corazón.
Curiosamente hace pocos días, María mi mujer me comentaba que le apetecía mucho degustar cascarilla con leche y mira tú por donde Miguel, aparece en la escena global como tu bien comentas con relación a la cocina este bonito post dedicado a la cascarilla en tu ilustrativa bitácora.
Me gustaría comentar que la cascarilla la podemos cocer como has hecho tú Miguel y está muy rica pero si me lo permites, yo te recomendaría que la cocieras previamente en agua hirviendo y dejaras reduciendo el nivel de agua hasta que la cascarilla se concentrara intensamente.
Posteriormente calentaríamos leche entera y le añadiríamos cascarilla (colar previamente) a nuestro gusto removiendo con azúcar.
Hay costumbres y tradiciones que no deberían desaparecer nunca sobre todo cuando aromas, colores y sabores tan agradables, emotivos y sabrosos como el de este producto han formado y afortunadamente continúan formando parte de nuestra historia, de la historia de La Ciudad de Cristal.
Y yo me pregunto Miguel: ¿ Qué más se puede pedir que vivir en La Coruña y disfrutar de un delicioso vaso de leche caliente con cascarilla mirando el mar en un día como hoy?.»

 

Ingredientes:

300 gramos de cascarilla.
2,5 litros de agua.
Leche entera.
Azúcar.

Preparación:

1º.- Cocemos los 300 gramos de cascarilla en agua hirviendo hasta obtener la concentración deseada.

2º.-Transcurridas dos horas de cocción, el aspecto de la concentración de cascarilla en el agua es el que podéis observar en la fotografía superior.
En pocos minutos, nuestra casa se llena de un agradable e intenso aroma que María y yo asociamos a momentos muy felices de nuestras vidas con nuestras familias.
3º.- Filtramos muy bien la cascarilla y en un vaso nos servimos añadiendo la cantidad de leche caliente deseada. A mí personalmente me gusta añadir un poquito de leche caliente; no demasiada compañeros.
Podéis degustarla sola sin prisa alguna o acompañada con algún dulce que no traslade a un segundo plano su agradable e intenso sabor. Yo pienso que unas ricas sopas de pan serían el ingrediente ideal.
No olvidaros nunca de compartir queridos amigos sobre todo en estas fiestas tan entrañables que están llamando a las puertas porque cuando se comparte se gana, sobre todo cuando se hace con el corazón.