Cuando nos llega alguna noticia de alguna tragedia humana que dista geográficamente de nosotros a muchos kilómetros de distancia sentimos dolor pero paradójicamente ese dolor se mitiga porque como seres humanos imperfectos que somos no podemos apreciar su intensidad y las consecuencias reales de la desprotección social que sienten y padecen miles, millones de seres humanos cada día de nuestras afortunadas vidas.

Ayer, cuando mi hija María me enviaba un mensaje a las 22:15 horas a través de WhatsApp comenzaba a sentir en mi corazón un sentimiento de profunda tristeza mucho más tangible, intenso y próximo porque la tragedia en esta ocasión se ha producido en mi querida tierra.

Tantos adelantos tecnológicos, tanta información y tanto conocimiento y continuamos siendo muy imperfectos. Menos mal compañeros de camino que aún como seres humanos podemos compartir nuestros sentimientos sin barreras- sean sentimientos sinceros de alegría o de profunda tristeza como en esta desafortunada y trágica ocasión-, nuestro cariño, nuestro afecto y sobre todo nuestra empatía y nuestra solidaridad sin barreras con todas las familias afectadas ante un infortunio desgarrador que estamos viviendo muy de cerca, a pocos kilómetros de distancia de nuestras casas en Galicia en estos momentos. 
Muchas gracias a tod@s los amig@s y compañer@s por vuestras muestras de cariño y solidaridad.