En su día, recité en Gastronomía en verso una poesía de Pablo Neruda «Oda a la alcachofa«; una entrada dedicada a la alcachofa y me gustaría compartir nuevamente con todos vosotros mis queridos compañeros blogueros, una nueva aportación dedicada a esta sabrosa y singular hortaliza para celebrar los 500 seguidores que compartimos cocina al calor de los fogones de este humilde espacio de encuentro.

Comparto con frecuencia con muchas compañeras y compañeros blogueros cierto sentimiento de frustración por no poder visitar todos y cada uno de vuestros respectivos blogs y páginas Web con la frecuencia que a mí personalmente me gustaría. El inexorable paso del tiempo está ahí fuera y no podemos detenerlo ni compartirlo con todas las personas que apreciamos con la intensidad cualitativa y cuantitativa que realmente nos gustaría. De todas formas, yo aprecio de corazón vuestro cariño; sí, cariño del bueno aderezado de afectuosas y agradables palabras en comentarios y correos en la RED y es un verdadero placer poder compartir agradables momentos gastronómicos virtuales con todos vosotros.

Como dice Karlos Arguiñano–lo estoy escuchando en estos momentos en la televisión– » La cocina da felicidad «. ¿A quién no le gusta el afecto?; ¿ a qué ser humano no le gusta el cariño ?; pues no hay nada mejor que compartir para comprobar que el afecto y el cariño nos están esperando a través de la comunicación bidireccional (feed-back) entre fogones compartidos.

Un plato delicioso
Las alcachofas de Tudela son un producto de gran calidad
Los ingredientes


Ingredientes para 6 personas:

1 kilo de alcachofas de Tudela.
2 ó 3 alcachofas por persona.
agua.
100 gramos de jamón ibérico troceaditos.
1 cucharada de harina.
3 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra.
2 cebollas medianas muy picadas.
3/4 de litro de caldo de cocer las alcachofas.
vino de Rueda Solera.
harina para rebozar.
1/2 litro de aceite de freír las alcachofas (nos sobrará).
1 limón.
sal.

La preparación:

Se escurren boca abajo y apretando con mucho cuidado


1º.-
Se preparan las alcachofas cortando los rabos, quitándoles las hojas exteriores, que suelen ser duras, y cortando las puntas de las demás. Se frotan con 1/2 limón rápidamente y se lavan bien en agua fría con un chorro de limón. Se pone en una cacerola agua suficiente para que cubra las alcachofas y sal. Cuando rompe a hervir se sumergen las alcachofas y se cuecen 35 minutos (depende de lo tiernas que estén), tapándolas con una tapadera. Se verá si están tiernas arrancándole una hoja y probándola.

2º.- Cuando estén cocidas se escurren, poniéndolas boca abajo como podéis observar en la fotografía superior y apretando con mucho cuidado. Una vez escurridas, se parten en dos a lo largo (fotografía superior derecha).

Se fríen en una sartén o tartera como en esta ocasión
3º.- Se pasan rápidamente por harina y se sacuden para que caiga la sobrante; se fríen en una sartén o tartera; una vez fritas se van colocando en una fuente de cristal o de porcelana. Se prepara la salsa.
4º.- En la misma tartera se ponen tres cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra; cuando está caliente se añade la cebolla muy picada, hasta que tome un color un poquito dorado (unos 8 minutos).

5º.- Se agrega entonces la harina y se dan unas vueltas con una cuchara de madera, añadimos un poquito de vino de Rueda Solera–variación añadida sobre la receta original– y, por fin, los 3/4 litros de agua de cocer las alcachofas, fría o templada. Se cuece esta bechamel clarita por espacio de 5 minutos. Se incorpora el jamón ibérico picadito. Se rectifica de sal si hace falta, y se vierte por encima de las alcachofas.

6º.- Se pone la tartera en el fuego y, cuando rompe a hervir, se dejan cociendo a fuego lento de 10 a 15 minutos. Se dejan reposando unos minutos y se sirven en la misma tartera.
Fuente consultada: Página 259 (receta 314) del libro de Simone Ortega » 1080 Recetas de Cocina«. Edición ilustrada por Javier Mariscal.

Mis padres y algunos de mis hermanos mayores (Pablo, Paco y Laura) vivieron varios años en un bonito pueblo de Navarra que se llama Elizondo y me gustaría dedicarles a ellos y a todas las mujeres y hombres de esta hermosa Comunidad Foral estas bonitas jotas entre las que destacaría «¡anda y pínchame una vena!», jota que canta de maravilla María Herrera a partir del minuto 4; hermosa y apasionada jota que llega directamente al corazón de las personas que amamos la música tradicional y que he cantado en varias ocasiones entre familiares y amigos.
También le dedico esta bonita jota a toda mi familia y especialmente a mi querido hermano José Luis que vive en Madrid porque él sabe que le quiero y que para mí lo más importante que hay en mi vida es mi familia; ¡toda mi familia!.

Os deseo a tod@s salud y felicidad a lo largo del camino.

Carpe diem